Modelar y doblar papel es todo un acto de relajación y meditación. Calma el sistema nervioso central, equilibra los hemisferios, mantiene centrada la atención y la coordinación visomotriz, fomenta la creatividad y ayuda al juego interno, entre otras maravillosas facultades.
La técnica de doblar el papel se conoce desde la antigüedad oriental como Origami, término japonés que derivó aquí en Occidente como papiroflexia.